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Pareja de sacerdote colombiano por 20 años denuncia ser víctima de la Iglesia Católica

Por: Jenny Rozo Herrera

El sacerdote colombiano José Elías Lopera Cárdenas, párroco de la iglesia La Divina Eucaristía, ubicada en uno de los barrios más prestigiosos de Medellín, está en el centro del último escándalo de la Iglesia que salió a la luz esta semana en Colombia. Todo porque Julio César Cardona, de 42 años, reveló en una extensa entrevista a la emisora ‘W Radio’ que fue la pareja durante casi 20 años de este cura.

Según este hombre, a lo largo de este tiempo el sacerdote le proveyó económicamente y también respondió por su familia. Durante su denuncia, Cardona narró su relación sentimental con el que considera el “amor de su vida”, pero con el que tiene un pleito legal que incluye amenazas y extorsión.


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Sacerdote José Elías Lopera Cárdenas. (Foto: Arquidiócesis de Medellín)

La polémica no es ajena a este religioso, pues su nombre saltó a la esfera pública en la década de los 80 por ser uno de los asesores espirituales del fallecido narcotraficante Pablo Escobar Gaviria. Se le adjudicó ser uno de los promotores de la obra “Medellín sin tugurios” junto a Escobar.

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El sacerdote José Elías Lopera Cárdenas, junto al narcotraficante Pablo Escobar y la periodista Virginia Vallejo. (Foto: Captura de Youtube)

Ante el revuelo que causó este vínculo retiró su nombre de la campaña y continuó en el Tribunal Regional Eclesiástico.

Por otro lado, ha sido condecorado por el Congreso de la República, la Asamblea de Antioquia y la Cámara de Representantes por el trabajo humanitario que ha realizado con enfermos y hogares infantiles.

Los lujos que el párroco le daba, a costa de los feligreses

Cardenas, quien es administrador de empresas y trabaja en comercial en una empresa, conoció a Lopera a sus 16 años mientras cursaba estudios superiores. “Yo estaba en un momento de mi vida, de la adolescencia, donde estaba mal en mi familia, tenía problemas con mi papá, y él empezó a hacer presencia en mi vida de muchas maneras y esto causó que yo me enamorara de él”, reveló.

Desde el comienzo de la relación, el sacerdote, quien tenía 50 años, se encargó supuestamente de sus gastos. Le pagó la educación, los servicios públicos, la alimentación. Además, cada mes le daba ocho millones de pesos para su sostenimiento y se encargaba de las cuentas de las tarjetas de crédito.

“Yo no le exigía pero siempre me daba lo mejor. Las vacaciones para Europa, para Nueva York. Me daba certificaciones de la parroquia como que yo trabaja ahí y sacaba créditos y me compraba carro nuevo”.

También ayudaba a su familia. “Viajábamos con él, compartíamos todo”.

Según Cardona, el dinero con el que el sacerdote le pagaba las cuentas y el que le daba demás para sus caprichos, salían del bolsillo de los feligreses de Santa María de los Ángeles, parroquia a la que pertenecía antes de ser trasladado a La de Divina Eucaristía.

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Parroquia de la Divina Eucaristía, donde actualmente es párroco el sacerdote José Elías Lopera Cárdenas. (Foto: Google maps -Álvaro Espinel)

“Me daba cuenta que siempre los lunes me daba dinero y era cuando los fines de semana, la iglesia siempre estaba llena, había muchos matrimonios. Lo buscaban mucho por lo que predicaba. Tuvieron que sacar carpas porque las misas del fin de semana se llenaban. Había demasiadas limosnas. Pasaban turistas y extranjeros. El fin de semana podían recoger 10, 12 y 15 millones de pesos (colombianos). Era lo que yo percibía porque siempre estaba en la parroquia”.

Sin embargo, dice que desde que lo conoció él ya tenía varias propiedades. “Había comprado unos lotes a cierta persona que se había quebrado, y cada uno se iba a vender por 1.500 millones de pesos”.

Cuestionado sobre por qué consintió recibir ese dinero si al parecer era de los feligreses, dijo: “Era mi pareja y fue lo que siempre se dio. Él me acostumbró, me dio una vida muy buena. Tengo que agradecerlo, siempre estuvo conmigo en todos los momentos, las cosas eran de los dos, sabía de sus negocios, de sus relaciones, de todo”.

Cuando el sacerdote lo dejó “por otro”

Además de su familia, que fue testigo de la relación, algunos amigos también la presenciaron. Para la gente de la casa cural no era un secreto. “La secretaria, las empleadas, los demás párrocos, sabían que yo dormía en su habitación. Que nos acostábamos juntos a ver televisión. Que yo llegaba y era casi el dueño de la parroquia. Me decían vaya por un dinero a donde la secretaria. Todos sabían pero nadie hablaba de él”.

Según Julio César, el sacerdote cambió con él después de un accidente que tuvo en el 2008. El 80 por ciento de su cuerpo sufrió quemaduras después de que en la celebración de la Semana Santa se hizo un baño con alcohol, por iniciativa de Lopera.

Después de ese hecho, se enteró que ya tenía otro novio, al que presentaba como un sobrino. Lo referenció con el nombre de Santiago y mayor de edad.

“Él se consiguió otra persona, me dejó a un lado y empezó a hacerme todo este daño con amenazas y yo perdí todo en una relación que le entregué mi vida”.

Los pleitos económicos que terminaron en amenazas

Sin embargo, la situación se complicó cuando terminaron la relación, a finales de 2012. Al año siguiente, en una forma de organizar la situación económica de ambos, firmaron un derecho marital ante una notaría, donde se terminaba la sociedad. Tenían un convenio de que Lopera le entregaría 1,500 millones de pesos colombianos. Le hizo una primera entrega de 600 millones. Pero cuando su abogado se le presentó para reclamar los 900 millones restantes, le mandó un sufragio con el sello de la curia, su nombre y al lado dos proyectiles. Posteriormente, se fue a la policía y a la curia, cuyo abogado, Juan Diego Ruiz Arango, le dijo que no dijera nada y que ellos lo iban a solucionar.

Julio César Cardona dice que tiene pruebas de los recibos cuando le entregó los 600 millones y la declaración de hecho. Sin embargo, también explicó que tenía documentos y los cheques firmados por la parroquia Santa María de los Ángeles, a la que antes estaba asignado, y transacciones a su cuenta, pero que su abogada los extravió.

El propio sacerdote a los 15 días lo llamó y le reclamó su queja ante la curia. Le argumentó que era una persona pública y que iba a tratar de conseguirle el resto del dinero. Al día siguiente se encontraron en un centro comercial, le dio un paquete pero cuando lo recibió fue llevado a la cárcel, donde duró un día, acusado de extorsión.

“Todo este tiempo que yo no había sacado el tema a la luz pública y esto se ha quedado ahí. Es un momento de desespero frente a la situación de que no tengo respuesta ni siquiera de la iglesia”, explicó. Se refiere a unos derechos de petición que su abogada presentó ante la curia de Medellín, al arzobispo y a la nuria apostólica y de los que no han tenido respuesta.

También se refirió a una supuesta hija que tiene el padre. “Él ve por su manutención, estudia medicina. La tuvo hace tiempos en una parroquia en Itagüí donde estábamos con una empleada del servicio”.

La última vez que hablaron fue en diciembre de 2015, cuando se negó a conciliar y argumentó que estaba ilíquido.

“Se convirtió ya en un problema fuera de la relación entre él y yo, porque éramos una pareja que compartíamos todo y no pensé que fuéramos a terminar en un problema de estos”.

Entre tanto, la Arquidiócesis de Medellín se limitó a emitir un comunicado tras las denuncias, en el que aseguran que “la Iglesia Católica lamenta y reprueba los actos inmorales de los sacerdotes”, pero aclara que aunque siempre están dispuestos a colaborar con las autoridades judiciales, cuando “a la curia llegan personas con acusaciones en materia civil contra los sacerdotes, se las orienta sobre el dererecho y el deber que tienen a presentarlas ante la autoridad compentente”.

Hasta el momento, solo se conoce la versión del denunciante porque el padre José Elías no se ha referido sobre el tema, y de acuerdo a las declaraciones de la Arquidiócesis, se cree que el sacerdote estará a esta hora seguramente oficiando en su parroquia como acostumbra a diario.